Llegados al mundo de la música a la par que el siglo XXI, los canadienses Arcade Fire se ganaron el corazón de muchos con sus dos primeros álbumes, ‘Funeral’, editado en 2004, y ‘Neon bible’, lanzado en 2007, ambos con la compañía independiente Merge Records. Con ellos, el grupo liderado por Win Butler (voz, guitarra, bajo, teclados) y Régine Chassagne (voz, acordeón, piano, batería) se hicieron un amplio hueco en ese panorama que se ha dado en llamar genéricamente indie rock pese a que ese término, en realidad, no corresponda a ningún tipo de música.

En concreto, Arcade Fire tiraron más desde el principio hacia un rock con tintes épicos, con más arreglos y más presencia de instrumentos. Ellos nunca han ocultado que entre sus influencias fundamentales siempre han estado David Bowie, Talking Heads o los primeros Radiohead, y eso se nota en el sonido de los dos citados discos, que les reportaron unas ventas con las que no soñaban ni ellos -el álbum de arranque vendió más de medio millón de copias, lo que desbordó a una discográfica pequeña como Merge- y las simpatías de personas influyentes del mundo del espectáculo. El mismo Bowie regrabó con ellos en 2005 su canción ‘Wake up’ y apareció a su lado en un concierto multitudinario y benéfico en Nueva York. Si eso no es tener un buen padrino...

Arcade Fire se tomó su éxito con calma, supo gestionar bien su fama y, cuando todos les pedían más, Butler y Chassagne, que además de compañeros son pareja, se retiraron a Montreal y allí, en su estudio casero, dieron forma a lo que en 2010 sería su tercer disco, ‘The Suburbs’. El resultado fue categórico: número uno en Estados Unidos y Gran Bretaña de forma casi simultánea. Y para celebrarlo, conciertos masivos en festivales como Lollapalooza, Reading o el FIB de Benicassim. Acompañados de multiinstrumentistas como Richard Reed Parry, Tim Kingsbury o Jeremy Gara, Arcade Fire tomaron posesión de su cetro: se habían convertido en los nuevos reyes.

‘Reflektor’ (2013), ‘Everything now’ (2017) y ‘We’, publicado en 2022 ya con una multinacional, Columbia, con la que ficharon en 2017 porque Merge se les había quedado demasiado pequeña pese a sus esfuerzos, han servido para reforzar a Arcade Fire como una banda capaz de llenar grandes recintos, algo que sólo unas pocas pueden permitirse. Además, el grupo se ha permitido el lujo de grabar su disco más reciente con el productor Nigel Godrich, que trabajó con sus idolatrados Radiohead. O sea, que pueden seguir permitiéndose caprichos.