Arctic Monkeys
Estilo: Pop-rock/Indie
Arctic Monkeys deslumbró a medio mundo con su álbum de debú, ‘Whatever people say I am, that´s what I am not’ (2006), un disco precedido de una gran expectación puesto que varias canciones ya habían sido dadas a conocer con anterioridad y que supuso, para muchos, la confirmación de que, con bandas así y con otras que también empezaban por entonces, como Franz Ferdinand, el rock había vuelto por sus fueros.
El cuarteto liderado por Alex Turner (voz, guitarra, teclados) y completado por Jamie Cook (guitarra, teclados, coros), Andy Nicholson, después sustituido por Nick O´Malley (bajo) y Matt Helders (batería) se convirtió en uno de los nuevos ídolos de sus paisanos ingleses, primero, y casi instantáneamente de medio mundo también. Las suyas eran canciones cortas, punzantes y que iban al grano, con la fórmula de toda la vida –guitarras en primer plano, buenas melodías, coros bien logrados- pero puesta al día sin necesidad de trucos ni artificios. Su single ‘I bet you look good on the dancefloor’, que sonó en todas partes, es un buen ejemplo de eso.
Vendieron discos como churros y empezaron a acumular premios. En los Brit Awards, por cierto, tuvieron un detallazo que muchos aficionados aún recuerdan. Competían por el galardón al mejor álbum con el ‘Cole´s corner’ de Richard Hawley. Ganaron y Turner, cuando salió con los demás a recogerlo, miró fijamente al público y, con mucha seriedad, dijo: “Se ha producido un atraco, este premio es para Richard Hawley”.
Su éxito saltó con facilidad el charco. Arctic Monkeys pasó a la primera línea internacional y le disputó el trono del rock mundial a grupos que parecían tenerlo en propiedad, como The Strokes. A esas alturas ya habían vendido casi veinte millones de discos. Demostraron que podían aspirar a todo con sus siguientes álbumes, ‘Favourite worst nightmare’ (2007) y ‘Humburg’ (2009), aunque este último ya no se ajustaba tanto a la fórmula empleada hasta entonces. Parecía que el grupo quería salirse del carril.
En paralelo, Alex Turner inició una carrera que se ha materializado en dos discos al frente de The last shadow puppets y otro en solitario. Pero no descuidó sus tareas con Arctic Monkeys, que dieron dos nuevos pasos en su trayectoria con ‘Suck it and see’ (2011) y ‘AM’ (2013), ambos con un sonido más dirigido al público americano. De hecho, su fama en su país de origen empezó a declinar.
‘Tranquility base Hotel & Casino’ (2018) fue un punto de inflexión. Turner, que hasta se pensó editarlo bajo su propio nombre, decidió que las guitarras cedieran paso a los teclados y dispensó a sus seguidores una música más oscura y reflexiva. “Es un disco que necesita al menos diez escuchas para que te guste”, dijo entonces.
Pero no fue sólo un experimento. En su último disco, ‘The car’, lanzado en 2022 por Domino Records, la discográfica que les ha respaldado desde sus inicios, va en la misma línea que su precedente. De hecho, van aún más allá e incluyen arreglos de cuerda. Puede que el grupo haya dado un giro definitivo a su carrera y está por ver si eso gusta a sus fans de siempre, pero la crítica sí que le ha dado un sí rotundo. De hecho, varios medios especializados lo han colocado entre los mejores del año.