Astola

Alejandro Astola nació en Abril. Y ante nosotros se presentan esas tres AAA de un proyecto llamado “Rockallano”, las cuales no podrían ser más que letras capitulares y, al mismo tiempo, la primera letra de un abecedario de sonidos que huye de cualquier definición malpensante. Aunque esto sea una hoja de promoción, cuando acabes de leerla se autodestruirá porque Astola ya habrá ideado otra canción que habrá hecho replantearnos lo expresado.

Alejandro tiene el desaliño del artista bohemio y el aliño que le da el sur, ese sur que supura cuando entona con esa voz rascada. Proviene de una formación, Fondo Flamenco, en la que se curtió, creció e innovó hasta que le pidieron que volviese a la fórmula que los poderosos deseaban. Pero él tiró por la calle que le dio la gana, empuñó su guitarra y se inspiró en esa naturaleza que le eleva. Y lo hizo, como siempre, con las chanclas y la camiseta de “tirantas” que le hacen estar siempre en contacto con esa tierra que le proyecta una autenticidad a prueba de borrascas artísticas. Él, sólo él, con su insultante juventud, vence y palia las “lluvias” que le advienen con una mirada límpida, una música real y un espíritu indomable…un artista en mayúsculas.

Cuando está en el escenario…él manda y comanda. Manda sobre esas sensaciones que te sobrevienen y comanda un grupo, un combo que tiene libre acceso a tu corazón. Y lo hace entre cañitas, cigarros a medio acabar y una Sevilla que te hace rasguños con su duende. Astola respeta la liturgia de la buena música, ofrece ese fermento para el alma y lo hace sin aspavientos, sin recalentar, fresco desde su inspiración inagotable hasta ti, sin intermediarios. A ti, que estás ávido de sonidos que te evadan a cada instante de estos momentos sombríos y refunfuñados que vivimos…pero con esencia.

Antes hablábamos de abril…y así se siente. Sí, porque hay “un bastante” de Antonio Flores en su propuesta, “un mucho” del barrio que vio nacer a Alejandro y toneladas de Groove, sin el cual él no podría fluir ni expresar. Cuando llega a casa desde el estudio, desde el concierto, desde la calle, se quita esa camiseta sudada y lo hace satisfecho de dar un trozo de él sin más filtros que los que le pongas a sus fotos en tus redes sociales. Astola está aquí para quedarse, con ese aroma de autogestión, sin tamices de pobres ignorantes que no saben lo que es un DO, y con la sensación de que este niño prodigio se reinventa elegantemente de nuevo para mostrarnos el “Universo Rockallano”.

Pero… ¿Qué es Rockallano? Rockallano es un macrocosmos en el que tiene cabida Swing andaluz gamberro, rock sin imposturas y ese pescaíto frito que si no te comes se va a quedar más frío que esa cerveza que apuras mientras canturreas esta colección de canciones costumbristas. Himnos en contacto con la gente pero sin la sensación de ser una colección de estereotipos oportunistas y mal entonados. Al contrario… Alejandro Astola sólo quiere tocar la guitarra y protagonizar humilde pero rotundamente algunos de tus grandes momentos musicales y vitales.

Por MIGUEL CAAMAÑO
Periodista y Locutor
(Radio 3)

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