Christopher Cross
Estilo: Cantautores
En Estados Unidos surgieron en los setenta y en los ochenta un buen número de formaciones caracterizadas por la pericia instrumental de sus músicos, por sus impecables juegos de voces y por la pulcritud de las producciones. Allí no había ni rastro de la suciedad y la provocación que se supone que caracteriza al rock and roll desde sus inicios. Steely Dan, Chicago, Foreigner, Journey, Toto, Boston y un largo etcétera de bandas vendieron cantidades ingentes de discos haciendo algo para lo que incluso se acuñó una etiqueta: Rock Orientado a Adultos (AOR, en sus siglas en inglés). Aunque predominaron los grupos, también hubo solistas que triunfaron a lo grande. Uno de ellos fue sin duda Christopher Cross.
Nacido en San Antonio (Texas) en 1951, Christopher no se decantó nunca, pese a su procedencia, por hacer una música mestiza, fronteriza. Optó por componer temas que desde el principio funcionaron de lo lindo en las radios más conservadoras (musicalmente hablando), por lo que no es de extrañar que incluso sus primeros discos volaran de las tiendas. De hecho, su debú homónimo, publicado en 1979, llegó al número 2 de las listas estadounidenses y consiguió cinco estatuillas en los Grammy.
Lo mejor estaba por llegar y no tardaría en hacerlo. En 1981, su canción ‘Best that you can do’ fue incluida en la banda sonora de la película ‘Arthur’ y sonó literalmente en todo el mundo, además de proporcionarle un Oscar a la mejor canción. Por descontado, fue número uno en su país de origen.
Siempre sin estridencias, haciendo canciones cómodas y fáciles de escuchar, Cross ha desarrollado una carrera larga y fructífera. Su voz aguda y nasal, inconfundible, ha sonado en todos los ascensores de hotel habidos y por haber y en quince álbumes que, salvo raras excepciones, han vendido muy bien en Norteamérica y también en el resto de países anglosajones. Aunque no le faltan fans en el resto de Europa.
Aunque su voz, curiosamente, no aparece en ‘Take me as I am’, disco lanzado por Seeker Records en 2017. Es un álbum instrumental , pero con coros, en el que el artista, además, tampoco se prodiga con la guitarra (cristalina, huelga decirlo) como en anteriores trabajos. Hay, eso sí, arreglos de cuerdas, una muy cuidada producción y un nivel de ejecución musical al alcance de muy pocos.