David Montañés

David Montañés

Estilo: Música experimental



David Montañés

El disco "Juerga y vino", de Montañés, es de una especie muy rara, muy singular, que se mete en lugares donde prácticamente nadie se ha querido meter. Porque David Montañés, pianista de formación clásica y técnica virtuosa, bregado en el campo del rock, se mete hasta el cuello en esa música que se llama folclórica, ¡¡¡pero!!! (y esto es lo singular) sin ánimo de folclorista, sino con la actitud del que sabe que una música para auditorios y teatros también se mueve en su salsa en tugurios de rock y bares sin ventanas. 'Juerga y vino' es un disco de rock sobre formas que no han pertenecido al rock.

Montañés se puede permitir el lujo de no ser ni tradicionalista ni vanguardista y moverse en el género folclórico con la misma libertad que se permite un rockero en el rock, sencillamente porque no es ni nostálgico ni patriota, no trabaja para Patrimonio, le resbala la marca España; de hecho, por resbalarle, le resbala hasta el acento, que, dicho sea de paso, no fuerza, acaso por miedo a que le nombren Hijo Predilecto de Andalucía y pase a figurar en la misma lista que la Duquesa de Alba, Felipe González o María de las Mercedes de Borbón y Orleans. Montañés es un músico y, como músico, como decía Enrique Morente, es libre de servirse de cualquier forma musical que se le antoje.

Montañés también es una banda, la que completan en el disco Moncho Rodríguez (Mandola y voces), Lorena Álvarez (percusiones, autoarpa y voces), Alonso Díaz Carmona (bajo, clarinete y voces), María del Mar Montañés (flauta travesera flamenca y clásica), María Vallejo (violín y voces), Álvaro Blas (percusión, carraca, flexatón y voces), Ángela Ramírez (cello), Andrea Ibero (también cello), Paco Solana (coros), Carlos Marqués (bajo y base electrónica), Noel Ruiz (percusiones), David Ruiz (percusiones), Roberto Escudero (congas) o María Mauri (voz), entre otros.

El folclore, en Montañés, no tiene la pretensión de ser una manifestación antropológica, sino que es un género en el sentido en que lo es un western o una novela policíaca; el folclore es, en "Juerga y vino", el marco bajo el que desarrollar una visión que, en Montañés (Montañés-Montañés-Montañés) es producto del vino: una visión musical bufa, alegre, trágica, irrespetuosa con la autoridad y, por tanto, respetuosa con la materia musical, con su potencia para expresar un discurso. Es decir, "Juerga y vino" es la narración de varios de los episodios de la fiesta sin fin en la que Montañés quisiera vivir y en los que, acaso, de cuando en cuando, viva. Y el reflejo de un rock travestido sin rubor.

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