Kraftwerk

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Kraftwerk

Si de algún artista (pongamos David Bowie) se podría decir que, de no haber estado él ahí, no habrían existido después otros muchos grupos (pongamos Suede), de Kraftwerk se puede decir que, de no ser por ellos, no existiría un género musical. Directamente así. Las miles de combinaciones que se han hecho en los cincuenta últimos años con la música electrónica como base son deudoras de esta formación alemana. De hecho, el propio David Bowie, y así cerramos el círculo, vio allanado el camino para hacer discos como ‘Low’ gracias a Kraftwerk. En definitivas cuentas, su influencia es enorme.

Su historia comenzó en 1970 en la ciudad de Düsseldorf, donde Ralf Hütter y Florian Schneider empezaron a experimentar bajo una premisa fundamental: nada de guitarras, bajos y baterías. Se trataba de darle la vuelta a la esencia del rock pero, a su manera, manteniéndolas. Porque en sus temas había estribillos (aunque fueran instrumentales) y una melodía que remitía a la canción pop clásica.

Desde entonces, primero como dúo y después apoyados por otros músicos como Karl Bartos, Wolfgang Flur o Fritz Hilpert, fueron ganando adeptos a golpe de sintetizador. Discos como ‘Autobahn’ (Astralwerks, 1974) son considerados iconos de la música electrónica, y tres cuartos de lo mismo podría decirse de ‘Radio-Activity’ (Capitol, 1975) y de ‘The man-machine’ (1978, Capitol).

Sin duda la década de los setenta fue para ellos la más creativa, pero tampoco hay que desdeñar trabajos como ‘Computer world’ ((EMI, 1981), del que bebieron centenares de bandas que poco después se hicieron muy populares cuando el tecno-pop se puso de moda en todo el mundo.

Curiosamente, anuque su música se ha basado siempre en sonidos sintetizados y en bases pregrabadas, Kraftwerk es un grupo que ha funcionado muy bien en directo. Sus conciertos han congregado a multitudes en países tan distantes y distintos como Estados Unidos, Brasil, Suecia, naturalmente su Alemania natal y, por supuesto, España, donde el ramillete de grupos influidos por los germanos es demasiado grande como para ser detallado.

A veces más experimentales, otras más pegados a la comercialidad, Kraftwerk mantuvieron su actividad a buen ritmo hasta que en 2009 Florian Schneider abandonó el barco. Cuatro años antes, en 2005, había llegado su último álbum con la banda, el que hace el undécimo en su discografía, titulado Minimum-Maximum y publicado por la discografía con la que comenzaron, Astralwerks.

No obstante, con Hütter como único miembro original y con colaboradores de máxima confianza como Henning Schmitz, que se incorporó al grupo en 1978 y que por tanto se podría considerar un veterano, Kraftwerk ha seguido haciendo giras y cosechando éxitos en todo el mundo, aun sin estar respaldados por una nueva referencia discográfica. Han conseguido cosas que para los puristas pueden ser consideradas un sacrilegio, como encabezar el cartel de un festival de jazz en Brasil.

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