La historia del rock está llena de enfants terribles, de chicos malotes, de gente que vive a tope eso que llaman Rock and Roll way of life y que contiene, entre otras cosas, drogas, alcohol, peleas, insultos y descalificaciones hacia compañeros de profesión y una alta dosis de provocación. Liam Gallagher es sin duda alguna uno de esos personajes.

Conocido en el mundo entero por haber sido el vocalista de Oasis y, casi en igual medida, por las broncas que tuvo con su hermano mayor y líder de la banda, Noel, este hombre nacido en Manchester en 1972 es condenado por la mayor parte de la opinión pública por ser un bocazas y un bronquista, pero lo cierto es que ha cantado muy bien algunos temas realmente extraordinarios y que han combinado potentes guitarras con melodías pegadizas. Si bien eso les podría acercar a un género como el power pop, Oasis siempre rechazaron ese término de manera categórica.

La mayoría de esos temas estupendos están incluidos en los dos primeros álbumes de Oasis, una banda que él fundó y en la que poco después entró su hermano, una decisión que a lo mejor Liam lamenta porque acabó como el rosario de la Aurora, pero que igual debería bendecir porque, de no haber sido por el talento compositivo de su (casi siempre) odiado hermano, que tampoco es precisamente un angelito, el grupo probablemente habría pasado sin pena ni gloria. Tan malo no le debe parecer el material cuando lo sigue incluyendo en sus conciertos en solitario.

Oasis triunfaron a lo grande en los años noventa. Fueron los principales estandartes del movimiento conocido como britpop junto a Blur -blanco recurrente de las iras de los hermanos Gallagher, como es fácil suponer- e inundaron de éxitos las listas del Reino Unido, donde son considerados casi como deidades. Oasis han vendido unos cien millones de discos en todo el mundo pero es en su país de origen donde más lo han hecho, hasta el punto de que sus cifras, allí, son comparables a las de los mismísimos Beatles. Que son una de sus principales referencias, por otra parte.

En 2009, decidido a tener más protagonismo que el que le dejaban en Oasis, donde apenas participaba en los procesos creativos, Liam Gallagher formó un nuevo proyecto llamado Beady Eye, en el que también participaron sus excompañeros Andy Bell (bajo) y Gem Archer (guitarra) y que registró dos discos, ninguno de los cuales alcanzó ni de lejos la repercusión que el vocalista buscaba.

Por ese motivo, en 2016 comenzó una nueva etapa, esta vez en solitario, que sí que ha contado con el favor del público. ‘As you where’, editado en 2017, fue un disco prometedor que tuvo continuidad con ‘Why me? Why not’, lanzado en 2019, y sobre todo con ‘C’mon you know’, publicado en 2022 por la multinacional Warner y que, junto a dos trabajos en directo -con abundante material de Oasis, como ya se ha dicho- completan la nueva andadura de un gallito vocacional no exento de ternura y que de vez en cuando, serán cosas de la edad, empieza a dar síntomas de que quiere calmarse un poco.