M-Clan

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Más de veinte años contemplan a M-Clan desde que un lejano 1995 viajaran desde Murcia hasta Memphis, Tennessee, para grabar con el sello DRO-Warner “Un Buen Momento”, su álbum de debut. Desde entonces la banda ha evolucionado, ha sufrido cambios, deserciones e incorporaciones y algunos giros estilísticos, siempre dentro de los márgenes del rock más clásico de vocación sureña, y ha demostrado ser una de las formaciones más sólidas del panorama nacional.

Su rock de esencias setenteras se ha visto enriquecido con guiños al country, al blues o al soul, escorándose unas veces hacia el rock más duro y otras hacia el más acústico, un formato en el que la voz desgarrada de Carlos Tarque y los arreglos esplendorosos de Ricardo Ruipérez a la guitarra brillan con especial fulgor.

A lo largo de 2015 y buena parte de 2016 estuvieron actuando precisamente con este escueto formato de dúo a voz y guitarra acústica, en una gira que llamaron convenientemente ‘Desarmados’, pues la afrontaron sin el equipo de combate habitual que conforma la banda completa con todo el equipamiento. La voz solitaria de Tarque en íntima relación con los acordes de la acústica de Ruipérez les bastaron para dar un repaso a las canciones más populares que han llevado a las listas de éxitos durante estos veinte años largos.

No han tardado mucho en iniciar un nuevo camino, que, como no podía ser de otro modo, los ha devuelto a sus raíces, a esas carreteras polvorientas y a ese clasicismo rock en el que el country, el folk, el soul y rock’n’roll le han servido al tándem Tarque-Ruipérez para moldear un estilo propio de hacer honesto rock en castellano con todas las mimbres de la autenticidad.

En ese sentido los murcianos pueden llegar a ser tan previsibles como cierto presidente del gobierno, pero no es menos cierto que han logrado un sonido único y distintivo, y que la solidez del grupo ha alcanzado su punto óptimo de maduración. Así vuelven a demostrarlo en su nuevo álbum “Delta” (Warner, 2016), un disco doble con catorce nuevos temas originales que han registrado en los estudios Alex The Great de Nashville, Tennessee, con Brad Jones a los controles y con un elenco de músicos norteamericanos que le aportan el espíritu de la música del país.

El tono general es más acústico de lo que nos tiene acostumbrados y nos presenta a unos M Clan menos setenteros y vacilones, y más apegados al sonido cristalino de The Byrds o de Tom Petty: guitarras de doce cuerdas, pedal Steel guitar, mandolinas y hasta algún violín que invita a quemar ruedas en carreteras de rectas interminables hasta encontrar un cielo estrellado bajo el que dormir. Jones, que ha producido discos para músicos genuinamente americanos como Chuck Prophet, Matthew Sweet o Josh Rouse, vuelve a conectar ese sonido con unas letras en castellano, como ya hizo con los discos de Quique González que el madrileño también grabó en ese mismo estudio bajo su producción.

La banda se formó en marzo de 1993, cuando Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez se conocieron y decidieron fusionarse (ambos tocaban en otros grupos) y llamar al resto de los músicos que acabarían conformando M-Clan. Originalmente la banda se forma con Carlos Tarque (voz), Santiago Campillo (guitarra), Ricardo Ruipérez (guitarra), Pascual Saura (bajo) Juan Antonio Otero (batería) e Iñigo Uribe (teclados).

Inicialmente, el quinteto murciano apostaba por el rock sureño, del cual son grandes seguidores. En la línea de grupos como Black Crowes y deudor, en alguna medida, del southern rock fraguado en los años 70, M-Clan mezcla el blues, el soul y el hard, dentro de una coctelera que adquiere su efervescencia en el directo. También se les emparentó con el sonido de bandas como Led Zeppelin, Aerosmith y Lynyrd Skynyrd, pero M-Clan consiguió crear un estilo propio, aunque éste ha ido evolucionando de forma clara a lo largo de los años.

En 1995, ya fichados por Dro (hoy Warner Music), empiezan a grabar el primer álbum y para ello viajan hasta Memphis, de ahí saldrá "Un buen momento", un conjunto de bombas rockeras espoleadas por la desgarrada voz de Carlos Tarque, que tiene un gran recibimiento pero no una excesiva repercusión comercial. Algo parecido ocurre con su segundo disco, esta vez grabado en Toronto (Canadá), "Coliseum" (1997), otra descarga de rock en estado puro y uno de los mejores álbumes de rock del momento en lo que al panorama nacional se refiere. Pero desgraciadamente, una vez más, no lograron alcanzar el nivel de ventas deseado.

Con ambos trabajos obtuvieron excelentes críticas y llegaron a realizar dos extensas giras compartiendo cartel en varios escenarios con grupos internacionales como Bon Jovi o Gun, y con grupos nacionales tan importantes como Barricada, Extremoduro o Rosendo.

Tuvo que llegar Alejo Stivel (ex-Tequila y productor de La Oreja de Van Gogh y Joaquín Sabina entre otros), auténtico "hacedor de éxitos" del pop español, para que M-Clan saliera a la luz de los superventas. Un oportuno filtro, y la versión del "Serenade" de la Steve Miller Band (rebautizada como "Llamando a la Tierra") impulsan "Usar y tirar"(tercer álbum) hasta que supera las 200.000 copias.

Llega el año 2000 y con él un nuevo trabajo, "Sin enchufe", esta vez en directo y acústico, que logra consolidar a M-Clan como uno de los grupos de rock más fuerte en el ámbito nacional. Desde el principio de su carrera, y, especialmente en el último año, a la banda le ha gustado ofrecer conciertos acústicos en los que se pueda matizar más las canciones sin perder un ápice de energía

"Sin enchufe" contó con 8 nuevas canciones de la banda. De éstas, seis son composiciones propias, entres las que se incluye el primer single "Carolina", y dos versiones, "Maggie May" de Rod Stewart y "Paint it black" de los Rolling Stones. Además se incluye una selección de los mejores temas de su carrera con nuevos arreglos, resucitando temas como "Vuelve", "Perdido en la ciudad", o varios del que era su último álbum en estudio "Usar y tirar".

Por el escenario pasaron nada menos que 15 músicos, vientos, coros, cuerda, percusión...entre ellos Juan Carlos Armero, Mavi Díaz y Momo Cortés y Luis Prado (Flauters, Señor Mostaza) y que les acompañaron durante la gira posterior. Todos ellos refuerzan a la banda hasta completar un disco que es un auténtico lujo para la música española, y demuestra que M-Clan está en el mejor momento de una carrera seria y sólida como pocas.

La edición de "Sin enchufe" llevó al grupo a realizar una extensa gira por todo el estado español, durante la cual surgieron una serie de incompatibilidades que culminaron con el abandono del grupo por parte del guitarrista Santiago Campillo.

La búsqueda de un nuevo guitarra acabó con la incorporación de Carlos Raya, ex-componente del grupo heavy Sangre Azul, y quien anteriormente había colaborado con artistas como Quique González o Antonio Vega.

Tras la marcha de Santiago Campillo, lejos de lo que en un principio se creyó que podía ser la desaparición de M-Clan, el resto del grupo sale adelante y saca al mercado su quinto trabajo discográfico "Defectos personales", grabado en los estudios franceses de Du Manoir durante los meses de junio y julio de 2002. Esta vez con nuevo productor: Nigel Walker.

Antes de entrar al estudio y ponerse manos a la obra con el quinto disco, las ganas por volver a subir al escenario y de probar algunos de los temas nuevos en directo sumergen a M-Clan en una mini gira de 15 conciertos por ciudades españolas durante los meses de marzo-junio del 2002.

Durante la gira queda evidente el giro musical de los murcianos, esa evolución que ya quedó reflejada en su tercer álbum "Usar y tirar", el definitivo paso del rock sureño a un rock más melódico que huye de cualquier vínculo con el pasado. Un estilo propio y mucho más maduro.

Llega el 2006 y con él la edición de "Retrovisión", un disco recopilatorio con los grandes éxitos del grupo y dos temas nuevos. Mientras, la banda sigue ofreciendo conciertos con la incorporación a la guitarra de Priscus, quien pasa a ocupar el lugar dejado por Carlos Raya, quien se encuentra en esos momentos grabando y girando con Fito y Fitipaldis.

2006 es un año que sirve al grupo para darse un pequeño descanso y componer con calma lo que será su séptimo disco en estudio, y el primero que harían con Carlos Raya como productor: "Memorias de un espantapájaros".

"Memorias de un espantapájaros" se grabó en la primavera de 2007. Es un disco sorprendente y, sin duda, el trabajo más adulto y maduro de M Clan. Los juegos de palabras y el peculiar sentido del humor de Carlos Tarque ceden terreno, esta vez, a metáforas y paisajes de profundidad inusitada y cierto halo de oscuridad. Como la misma portada. El repertorio de Memorias... es un cancionero desesperado y melancólico que habla de haber perdido tu sitio (Inmigrante), tu ilusión (Corazón de bronce) y tu fe (Las calles están ardiendo).

Con este disco lograron rendir al poco público escéptico que quedaba y a los críticos más duros. Un álbum sólido, con un concepto muy claro, y muy sólido, desde la portada y las fotos hasta cada canción y cada sonido.

Año 2010, cuando parece que la crisis discográfica parece no tener fin, la música de M Clan cada vez es mejor, y preparan un nuevo disco, “Para no ver el final”, con ambientes soul y rock, con maneras de disco clásico. Esta vez graban junto a Coki Giménez (batería) e Iván González (bajo), repitiendo con Carlos Raya a la producción.

Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez conducen M Clan hacia un sonido más enérgico en algunos temas, con arreglos de metal, con guitarras profundas, letras menos poéticas que “Memorias” pero más incisivas tanto en la alegría como en la desesperación.

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