Lo de Nils Frahm, un músico nacido en Berlín en 1982, está entre la música electrónica y la clásica, con parada en el rock progresivo. De esos tres géneros pica para hacer unos temas a los que casi se los podría considerar pequeñas sinfonías, sólo que ejecutadas de manera más minimalista, con menos instrumentación.

Aunque también podría decirse de Frahm y de sus composiciones que son canciones (más o menos) convencionales, pero elaboradas con calma, a fuego lento, repitiendo cosas, acelerando o ralentizando el ritmo, sin importarle mucho si van a durar más o menos minutos.

No persigue, eso desde luego, el hit de tres minutos con estrofa, estribillo, puente y estribillo final. Más bien se decanta por crear ambientes, atmósferas. La suya es música ideal para escuchar concentrado y recrearse en los sonidos. Y para hacerlo sin prisas, naturalmente.

Comenzó su andadura en 2005 con una serie de EP’s, y álbumes que ha ido combinando a lo largo de su carrera. Es un músico muy prolífico y la prueba es que en menos de veinte años acumula 19 referencias en el mercado. En 2022 lanzó para la discográfica alemana Leiter Verlag ‘Music for animals’, en el que evoca la vida entre especies humanas, árboles y agua.

No contento con lanzar casi un álbum por año, Nils Frahm es también un destacado productor que ha colaborado con numerosos artistas, sobre todo del ámbito de la música electrónica. Lo hace en el Durton Studio que dirige en su ciudad natal.