Ocean Colour Scene
Estilo: Pop-rock/Indie
The Who, The Jam, The Kinks, The Small Faces... ¿Tienen algo en común? Musicalmente sí, claro, pero además de eso también hay un factor que une a todas esas bandas, que es su carácter inequívocamente británico. Y eso mismo se podría decir de Ocean Colour Scene, grupo de Birmingham que lleva desde principios de los años 90 regalando guitarrazos y melodías extraordinarias, muy exitosas en su Inglaterra natal pero también en el resto de Europa. En 2023 han reaparecido después de una larga temporada en stand-by con el disco Besides, seasides & freerides’ (Demon Records).
Simon Fowler (guitarra y voz) y Steve Cradock (guitarra, teclados) son los dos principales actores de este elenco, que al principio algunos quisieron aunar con corrientes en boga como el Madchester o el britpop pero que, con el paso del tiempo, han demostrado tener una personalidad por encima de las modas. “El britpop sólo era gente joven pasándolo bien, y los medios estaban encantados de que así fuera”, declararon una vez.
Lo suyo es un rock atemporal con préstamos tomados de aquí y allá. El blues y el soul son dos referentes que en su caso son lógicos porque la cultura mod no les resulta en absoluto ajena. Con decir que Cradock es el principal escudero de Paul Weller, el Modfather, ya no debe añadirse nada más.
A lo largo de tres décadas han sacado más de diez referencias, varias de las cuales han tenido fortuna en las listas. Alcanzaron el Top 5 con tres de sus álbumes: “Moseley Shoals” (1996), “Marchin'Ya” (1997) y “One From The Modern” (1999), además de conseguir situar nueve sencillos consecutivos en el Top 20, incluido el emblemático 'The Riverboat Song'. Sus referencias posteriores han tenido un seguimiento irregular pero la crítica especializada siempre ha destacado que Ocean Colour Scene son incapaces de hacer un disco malo. En todos ellos hay canciones más que salvables.
No han tenido cambios de rumbo drásticos. Lo más reseñable en ellos ha sido su ampliación del cuarteto inicial al actual quinteto, lo que posiblemente da más realce a las guitarras. Andy Benet se ha revelado como un complemento fantástico para Cradock, que desde su llegada puede compaginar las seis cuerdas con los teclados, y también deja más liberado a Fowler en tareas como vocalista. En cualquier caso, la música sigue siendo en esencia la misma.