Pablo Und Destruktion
Comparte con Tindersticks ese aire elegante pero también decadente, así como una voz grave y en cierto modo hipnótica. También tiene en común con el grupo inglés un punto épico, pero a diferencia del mismo, se apoya más en una base electrónica repetitiva y minimalista, basada vagamente en el blues y el folk, sobre la que canta-recita letras entre lo psicodélico y lo surrealista que pueden hablar de política, de religión o de la soledad humana.
Podría ser la carta de presentación del asturiano Pablo García, un asturiano serio -igual demasiado serio, o por lo menos es la imagen que pretende dar- que, después de tocar en un grupo llamado Silencio Oso, decidió lanzarse en solitario e iniciar una carrera que arrancó en 2012 con ‘Animal con parachoques’ (en su propia discográfica, Pauken) y que siempre se ha desarrollado en pequeños sellos independientes.
Así, ‘Sangrín’ salió en 2014 con Discos Humeantes, ‘Vigorexia emocional’ en 2015 con Marxophone, 'Canciones Para Antes De Una Guerra' en 2016 con La Secta, ‘Predación’ en 2017 con Sonido Muchacho, 'Futuros valores' en 2020 con Humo, y ‘Ultramonte’ (2022) por Cruz de la Trova. Grabaciones, todas ellas, que le han servido para que su pequeña pero fiel parroquia hable de él como de un trovador punk que tira de ironía y humor negro tanto en sus canciones como en su libro, ‘La bestia colmena’, editado en 2018. Lo uno y lo otro le sirven para expresarse sin pelos en la lengua.
Aunque en el primer párrafo se establecía una relación bastante clara entre Pablo und Destruktion y Tindersticks, no es ésa, ni mucho menos, su única referencia. El tono oscuro de sus temas puede remitir a Jacques Brel -imposible no comparar su canción sobre el puerto de Gijón con el ‘Amsterdam’ del francés- y su costumbrismo lírico le entroncaría con su paisano Nacho Vegas.