Raúl Paz es uno de los talentos más revolucionarios de la música cubana de las últimas décadas. Creció escuchando el punto guajiro y el repentismo, los géneros tradicionales de su país, quedó cautivado por Led Zeppelin y Bob Marley cuando era un adolescente y dejó que el legado musical cubano se empapara en sus manos por el hip hop, el dub o el rock. De ahí a trabajar con Tito Puente, Orishas, Oscar D’ León, Marc Anthony, Rosario Flores, Antonio Carmona, Manu Chao, Ketama o Rubén Blades, y ser nombrado embajador de la Unesco, solo mediaba un paso. O más bien una frondosa carrera, también moteada por trece álbumes desde 1999 y actuaciones en la sala Olympia y el Gran Rex de París, la Plaza Mayor de Madrid o el teatro Karl Marx de La Habana, entre muchos otros solemnes recintos.