Rüdiger

Actor en la sombra, pero inevitable en la escena del País Vasco tocando la batería con Willis Drummond, Joseba Irazoki, Rafa Berrio y muchos otros, Félix Buff se convierte ahora en líder bajo el nombre de Rüdiger.

Compuesto entre dos giras, su primer álbum “Before It’s Vanished” (2020) reúne 8 títulos ordenados entre sus demos caseras y reelaborados en el estudio con su hermano productor Johannes Buff. El resultado es una postal panorámica, un collage de melodías atemporales tomadas del pop británico, la dulce psicodelia del Laurel Canyon y el Indie original de los 90.

Llega ahora “The Dancing King” (2024), con un Rüdiger, desatado y dueño absoluto ya de un sonido cuya paleta abarca desde cuarteto de cuerda o flauta a todo tipo de teclado, y que cuenta además con estupendas colaboraciones como las de Stéphane Laporte y Olivier Lamm de la banda electrónica de Paris Egyptology, Pierre Loustaunau (Petit Fantôme) e Iban Urizar (Amorante).

En una primera aproximación muestra una calidez acústica entre Neil Young y cierto aire de bossa nova, aderezado a su vez por una psicodelia dulce y arrulladora propia de unos Woods. Pero, no todo es tan sencillo en su particular universo. Al igual que Gastr del Sol y Aphex Twin, dos de sus artistas de cabecera, a Rüdiger le mueve ese mismo espíritu ambivalente de valiente y profunda exploración y de disfrute juguetón al mismo tiempo. De hecho, en “The Dancing King” es capaz de fundir cósmicos solos de guitarra en cinemascope y delicadas estructuras de orfebrería electrónica con una naturalidad deliciosa. Felix posee un especial don para sonar frágil, conmovedor, extraño, bello y divertido al mismo tiempo y que deja un poso que perdura mucho más allá de la simple escucha.