Si alguien dice que es imposible que de Noruega surjan buenos músicos de rock, debería reflexionar un poco sobre ello y pensar que a lo mejor en Noruega sostienen que de España no pueden salir sino artistas flamencos, que eso de las guitarras eléctricas no lo dominamos en absoluto.

La misma razón –o sea, poquísima por no decir ninguna- tendrán los de aquí y los de allí si sostienen sandeces de ese tipo.  El rock nació donde nació, pero está claro que, a estas alturas, ya es un lenguaje universal. Un lenguaje que el cantante y guitarrista Sondre Lerche (Bergen, 1982) domina estupendamente.

Su carrera comenzó cuando sólo tenía 18 años con ‘Faces down’, pero no fue hasta cuatro años después cuando sus excelentes canciones, mezcla de melodías pop con guitarras contundentes, lograron un espaldarazo internacional con la edición del magistral ‘Two way monologue’.

Después ha sacado otros nueve discos muy notables, en los que casi siempre se ha movido por los territorios del pop y el rock, pero también ha sabido innovar, salirse de eso que ahora llaman zona de confort, que es lo que ha hecho en su último trabajo, ‘Avatars of love’, un disco largo e intimista en el que las guitarras tienen mucho menos protagonismo. Sí que lo conserva su voz, cercana y clara. Y por supuesto quedan sus enormes canciones, con independencia de que estén debajo de una gruesa capa de instrumentos o del clásico formato de guitarra, bajo y batería.