El soul es un género nacido en Estados Unidos, pero a ver por qué no va a poder  interpretarse bien en España. Es lo que deben pensar los componentes de The Sweet Vandals, que llevan muy a gala su gusto por ese estilo profundo y pasional y también por otros, quizás no tan intensos pero sí más rítmicos, como el funk.

En realidad se podría hablar de The Sweet Vandals como de un supergrupo, en el sentido de que sus integrantes también tocan o han tocado con otras bandas. Es, por así decirlo, una reunión de gente bien preparada y surgida de la escena soul madrileña, de formaciones como Funxplosion, SuperSkunk o Celofunk.

En el año 2005, tres componentes de este último grupo -Yusepe Herranz, Javier Gómez y Santi Martín- se unieron con Carlo Coupé, de Funxplosion, y, una vez juntos, vieron que les hacía falta una voz femenina, así que reclutaron a Mayka Edjole, que dotó al nuevo combo de la esencia que estaban buscando.

Además de tocar en innumerables salas no sólo de aquí, sino de Francia, Suiza, Portugal, Alemania, Bélgica o México, entre otros, empezaron a grabar álbumes, hasta un total de cuatro. Todo eso, lidiando con el inconveniente de que todos los músicos de la banda estaban pluriempleados. Algunos, de hecho, llegaron a irse para centrarse en otros proyectos, como Carlo Coupé o Julián Maeso, conocido por su trabajo en solitario y con The Sunday Drivers.

Pese a esa imposibilidad de profesionalizarse del todo, The Sweet Vandals han seguido en la brecha, imprimiendo a sus directos y a sus discos –alguno de ellos grabado en sonido analógico, para respetar la pureza del estilo- un sello propio, con canciones de cosecha propia pero que, obviamente, beben de una fuente pura y mágica. De ahí es muy complicado que salga algo malo.