Trèpat
Desde que su nombre comenzara a sonar a principios de la década, Trepàt ha sido como una escurridiza anguila que no se ha dejado encasillar por ninguna etiqueta conocida. De entrada ya era todo un atrevimiento, casi una chulería para unos jovenzuelos bautizar al grupo con el nombre de un personaje secundario de Rayuela, obra cumbre de otro artista que rompió el molde y tótem de toda una generación cautivada por la mística, por el jazz y por la playa bajo los adoquines del Mayo Francés. Encima en el grupo son mayoría las chicas pero la voz cantante es masculina, otra característica diferenciadora y que va contra la corriente, como las truchas cuando van a desovar.
A primera vista el hecho diferencial está en el uso del oboe como instrumento pop, pero su originalidad va mucho más allá. Mencionar a Einstürzende Neubauten y la música andalusí entre sus influencias ni siquiera está al alcance de un hípster del PP ni de ningún otro que hayamos conocido. Y si encima lo hacen con fundamento no es de extrañar que desde que surgieran todo aquel que se ha acercado a ellos haya quedado hipnotizado por su propuesta sin par.
Así son Trepàt. Rara avis entre las flores raras. Lo cual no impidió que destacaran en cada concurso al que acudían. Hasta que alguien con el olfato suficiente les hizo una oferta que no pudieron rechazar fruto de la cual fue "La Fiesta Oscura" (Miel de Moscas/Meridiana, 2014), su álbum de debut. Con él rompieron tópicos y se hicieron con su propio y personal espacio dentro de la escena granadina.
Poco después, en 2015 entregaron la continuación, "El Amor Está en la Tierra", ya ha habido que esperar hasta 2020 para escuchar su tercer álbum, 'Canción Divina' (Miel de Moscas), con ocho temas elegantes y contundentes que se mueven entre el noise, shoegaze y la electrónica mientras le cantan al amor en todas sus facetas: desde la amistad al amor químico. 'Moverse' es el título del primer single de este álbum.