Chencho Fernández
- Chencho Fernández / Pop-rock/Indie
CHENCHO FERNANDEZ EN LA MECANICA LIVE
Chencho Fernández presentará su tercer álbum en Otoño de 2024, Meridiano de Greenwich, a través del sello Happy Place. El sucesor de Dadá estuvo aquí (Warner, 2015) y Baladas de plata (Warner, 2020), consta de 9 nuevos temas que Fernández ha elaborado con paciencia, destacando su habilidad como letrista y compositor en un álbum casi conceptual centrado en el amor.
Chencho Fernández
Una nueva vida para Dadá
Fuente: GRANADA HOY. Por Blas Fernández | 1 de octubre de 2015
Fue la primera y, ya por poco tiempo, única referencia editada hasta la fecha por Fun Club Records, el sello montado por la veterana sala de conciertos. Lo modesto de su difusión contrastó desde el minuto uno con aquello que atesoraba: una brillante colección de canciones de ésas que insuflan nueva vitalidad al rock en español. Palabra mayores como tales paulatinamente reconocidas por su público primigenio, por la prensa especializada y por un abigarrado entramado de rendidos blogs. Y en esta ocasión, a diferencia de tantas otras, saltó la liebre: la multinacional Warner ficha a su artífice, Chencho Fernández, y a través de su subsello DRO anuncia la reedición de Dadá estuvo aquí el próximo viernes 16, justo un año después de su publicación original.
“Ni sospechaba que fuera a ocurrir algo así, aunque de forma inconsciente seguro que lo deseaba –asegura Chencho–. No hay nada en este disco hecho con ese pensamiento, sino con mucha convicción e independientemente de la suerte que corriera. Pero, claro, de alguna forma deseaba que tuviera buena fortuna, que cuajara hasta el punto de poder seguir dedicándome a hacer música y hacerla en condiciones propicias. Y eso es lo que supone que el disco se reedite: un voto de confianza, un refrendo a lo que estoy haciendo que viene de quien considera que lo que hago le puede gustar a mucha más gente. Creo que honestidad artística y comercialidad están bien unidas en esta obra. Y no me equivoco en tanto en cuanto un sello discográfico potente también lo piensa. Resumiendo: no lo sospechaba, pero lo deseaba”.
Conviene recordar que Chencho también puede presumir de veteranía. En activo desde comienzos de los 90, inició carrera en solitario tras la disolución de Sick Buzos, pero por una u otra razón su propuesta, registrada en trabajos sin edición comercial, no trascendió nunca más allá de los límites locales. Hasta que apareció Dadá. “¿Por qué ahora sí y antes no? No lo sé –confiesa–. Es como aquello de que la inspiración te pille trabajando. Trato de hacer lo mejor posible justo eso que quiero hacer. Soy exigente. Confío mucho en la materia prima. Si es sólida, transmite. Pero seguiré haciéndolo trascienda o no”.
El contrato con Warner añade a la reedición la grabación, al menos, de un álbum más, para el que Chencho pretende contar justo con el mismo equipo que hizo de Dadá estuvo aquí algo especial. Esto es, su imponente banda –los guitarrista Juano Azagra e Israel Diezma, el bajista Pablo Florencio y el baterista Manuel Martínez– y el productor Jordi Gil, cuyo mimo y celo quedó plasmado en cada una de las diez canciones del álbum. “Mi intención no puede ser otra –dice–. En gran medida, todos participaron de manera desinteresada, con confianza en el proyecto artístico más allá de los beneficios que pudiera llegar a dar. Todos están involucrados desde el principio porque creen en el tipo de canciones que hago. Fun Club intervino de manera providencial en un momento en el que no teníamos nada más allá de las canciones, sin saber cómo íbamos a divulgarlas, y siempre les estaré agradecido por ello. Y ahí estaba también Jordi, grabando el disco sin saber muy bien qué iba a ocurrir con él. Así que está claro que todos fueron cruciales en el artefacto sonoro que logramos”.
No obstante, la nueva vida de Dadá pospondrá, inevitablemente, la grabación de un próximo trabajo. “Bueno, depende de cómo vaya funcionando, evidentemente –comenta Chencho–. Me alegra que Dadá estuvo aquí tenga un mayor recorrido, porque creo que lo merece. Además, tendré más tiempo para que vayan germinando las nuevas canciones; más tiempo para componer y para buscar qué tipo de disco quiero hacer. En realidad, todo esto es un poco nuevo para mí. Es la mayor repercusión que ha tenido hasta el momento un trabajo mío. No sé cómo se recibirá lo siguiente. Pero, de forma natural, parece que Dadá requiere más espacio, más camino. Y se lo vamos a dar”.
Aunque aún está por comprobar hasta dónde llega el nuevo recorrido de Dadá, el mero anuncio de su reedición por parte de Warner supone un espaldarazo al músico frente a aquellos que consideraban su propuesta como estrictamente local, demasiado preñada de claves sevillanas para trascender límites geográficos concretos. Error: su localismo actuaba sólo como telón de fondo para escenas tan reconocibles como universales. “Bueno, supongo que si sigo viviendo aquí, mis canciones seguirán teniendo ese mismo tono –bromea–. En gran medida todo es autobiográfico, pero no tiene que serlo siempre. En este caso fue así porque eran canciones maceradas durante mucho tiempo, historias que tenía que contar. Suelo escribir sobre lo que me rodea, pero también puedo tirar de imaginación.En cualquier caso, me parece una feliz circunstancia que hablando desde lo local algo se entienda como universal”.
Restan al menos dos claves más en el intento de explicar el soterrado crecimiento de Dadá estuvo aquí a lo largo del último año. La primera, su acercamiento a un canon de rock clásico fácilmente reconocible, en llamativa contraposición a la pulsión experimental de la que hicieron gala Sick Buzos. “Sí, entiendo que se pueda decir que es un disco clásico, pero en ese caso deberíamos definir clasicismo –matiza Chencho–, porque estamos hablando de conceptos de experimentación que llevan ya instalados en el rock 30 o 40 años. Si algo lleva 40 años siendo experimental, quizás ahí también se pueda hablar de clasicismo. ¿Si se trata de The Clash es menos clásico que si se trata de Creedence Clearwater Revival? Bueno, sólo hay diez años de diferencia… Son clásicos los dos. Pero sí, entiendo lo de las maneras clásicas o transitadas. Pienso que depende de cómo hayas mezclado y sacado todo lo que hay dentro de ti. Dejar traslucir influencias pero que al mismo tiempo suene a ti me parece una meta deseable. Y luego está tu elección. Yo entendí Dadá como un disco de debut, de eclosión. Había que fundar algo. Y prefiero hacerlo desde el clasicismo que desde la experimentación. Ya habrá tiempo de hacer lo contrario si surge la ocasión. Mi paleta es amplia”.
Segunda clave: sus letras. Tras comenzar componiendo en inglés, Chencho saltó al castellano y hoy cotiza al alza en la primera división de escritores de rock en español. “No me costó mucho dejar el inglés –afirma–. Creo que tiene que ver con la autoexigencia de la que hablaba antes. Me ha gustado siempre hacerlo en ambos idiomas. La manera de canalizarlo todo en los Buzos, de forma muy espontánea, era en inglés. Supongo que porque todas nuestras influencias directas venían de grupos que cantaban en esa lengua. Es un idioma que he llegado a dominar. No como un inglés, eso requiere que vivas durante muchos años, y de forma continuada, en un país de habla inglesa. Me podía haber quedado ahí, pero entiendo como algo muy directo la expresión artística a través de las canciones. Si vivo en España, tengo que hacerlo en castellano. De todos modos, creo que hoy la calidad de las letras es equiparable en el rock inglés y el rock en español. Por ejemplo, me gusta mucho el Grupo de Expertos Solynieve. Pero, claro, ellos juegan con ventaja: tienen a uno de los mejores escritores de canciones de España –apunta en referencia a J–. También me gusta mucho Miren Iza, de Tulsa… Ni siquiera tendríamos que irnos a las vacas sagradas, tipo Josele Santiago [Los Enemigos] o Jorge Martínez [Los Ilegales], o por supuesto Luque [Sr. Chinarro] o J [Los Planetas, GESYN]. Voy viendo a gente nueva que escribe muy bien. Yo he elegido hacerlo en castellano y me gustaría seguir desarrollándome así”.