Curtis Harding

El soulman estadounidense Curtis Harding es un nombre que está aportando estos últimos años aire fresco a la escena del retro-soul, justo en estos tiempos en el que los fans del indie la han descubierto, o andan descubriéndola, aunque a veces con discos que capturan el sonido pero no el sentimiento de aquel rhythm'n'blues que persiguen conocer. Porque Harding, desde su versatilidad, sí funde pasión con intensidad al afrontar el clasicismo, y también sabe de qué va eso de la actitud y el nervio en el rock indie y el garajero. Él sí capta aquel sentimiento y sabe cómo unir eso con soul, blues, gospel, psicodelia y rock hasta dar con la fórmula de un estilo con aura propia que ha bautizado como “slop 'n' soul” (desechos y soul, una metáfora con la que quiere simbolizar la cultura del sur estadounidense, “lo que le das a los cerdos”, ha comentado con un evidente punto de ironía).

Nativo de Michigan e hijo de una intérprete de gospel que le introdujo en el embrujo del escenario, Curtis empezó a sacar la cabeza en el mundo discográfico cuando su voz apareció en varias remezclas de Outkast y luego ejerció de corista para Cee Lo Green en un par de álbumes (y también en directo; además, compuso para él).

Fue en 2011 cuando, aliándose con Cole Alexander (guitarrista de Black Lips), con quién compartía la atracción por el soul sureño de vieja escuela, puso en marcha Night Sun, en el que mezclaban su afición común con el garage rock.

En 2013, tras rodar ese proyecto en conciertos, sacaron su primer single con el sello californiano Burger Records, que impresionado con la voz que escucharon ahí plantearon a Harding un contrato para que sacara con ellos su debut largo en solitario. Dicho y firmado. Y en la primavera de 2014 llegó “Soul Power”, al que en octubre de 2017 siguió (listón más alto) “Face Your Fear”.

En octubre de 2018 vio la luz “It's Not Over”, single con halo de funk futurista. Y en mayo de este año lo ha hecho otro sencillo, “Hopeful”, enfocado hacia el Black Power y la esperanza en la paz.