Bart Davenport
Bart Davenport es por sí mismo una infinidad de músicos de los más diversos estilos. Desde que comenzara en los noventa ha militado en bandas como The Loved Ones o The Kinetic. Con ellos comenzó haciendo garage-rock y blues (llegó a telonear a Junior Wells o John Lee Hooker), aunque también power-pop.
Con el cambio de siglo inició una carrera en solitario más que brillante. Su amigo Erlend Øye, de los deliciosos Kings of Convenience, ha llegado a afirmar refiriéndose a Davenport, que es "el mejor intérprete formado por un-tipo-y-una-guitarra que existe". El circunloquio es pertinente porque, efectivamente, con una guitarra colgada del hombro, ya sea una cristalina acústica o una eléctrica enchufada a un pedal de distorsión, Bart Davenport pasa de ser un tipo discreto, amable y tranquilo, a convertirse en un músico de una categoría excepcional, en una deslumbrante máquina de fabricar canciones redondas, que hablan de la vida y del amor, a corazón abierto, con dulzura pero con total sinceridad y un peculiar y sutil sentido del humor; pasa de ser un tipo corriente a ser un médium a través del cual fluyen las más hermosas canciones.
Al tiempo que desarrollaba su carrera en solitario, girando incesantemente a un lado y otro del Atlántico, firmando contratos con sellos en su California natal, en Alemania o en España -país por el que siente especial predilección y que visita regularmente, para nuestra fortuna- Davenport ha seguido involucrado con proyectos colectivos como Honeycut o Incarnations, que ha ido alternando con sus álbumes en solitario, sin echarle cuantas a las máximas de la mercadotecnia. Pero sobre todo, desde que publicara en 2002 su debut homónimo, ha entregado una deliciosa discografía en esta docena de años que podría ser la guía definitiva para alcanzar el pop perfecto.
Él mismo confiesa haber vivido vidas diversas, ha sido mod, ha sido bluesman, crooner, cantautor y trovador entregado a hacer versiones de sus héroes de juventud. Y se mire como se mire, su alquimia preciosista entre el indie pop, el soft rock setentero, la new wave y la canción de autor agridulce lo sitúan como uno de los más seguros valores del pop actual. Su devoción por la música que hace, su vida consagrada a la carretera y a sus canciones -da igual que sean las suyas o las muchas versiones que ha incorporado a su repertorio; todas las hace suyas- y la expresividad de su natural talento, hacen de su música un deber para los muchos amantes del pop sin aditivos, eterno, atemporal.
Por Enrique Novi
DISCOGRAFÍA
Bart Davenport es un cantante, guitarrista y artista pop de Oakland California.
Comenzó su carrera en los 90 con las bandas The Loved One y The Kinetics, y en la década de 2000 inició su andadura en solitario. Lleva editados seis LPs hasta 2015. Su último álbum es Physical World (2014).
Lanzado en 2002, el auto-titulado debut en solitario de Bart era un disco de pop indie lleno de órganos y armonías vocales. Rápidamente siguió con Game Preserve, publicado en 2003.Luego vino Maroon Cocoon en 2005, grabado en 8 pistas, y tras varias giras y proyectos secundarios más tarde, Bart Davenport regresó en 2008 con la obra Softrock,
Entre el otoño de 2010 y primavera de 2011 Bart Davenport lanzó tres discos, incluyendo un álbum de versiones, Searching For Bart Davenport (Documentos Tapete, Alemania)
El siguiente trabajo de Davenport llega en el 2012, con el single Someone2Dance se introduce en el mundo de la música disco, y posteriomente tras el album de versiones Searching for Burt Davenport vuelvo de nuevo al power-pop con Physical World.
En 2014 publicó el álbum Physical World (Lovemonk).
Su último álbum en solitario es “Episodes” (2022, Tapete Records). Este material nuevo y evocador de Davenport proporciona tanto un escape como un comentario inusual en estos tiempos turbulentos. Desde los antagonistas digitales en 'Holograms' hasta los oligarcas que bailan el vals en 'Billionaires' y un enigmático nudista en 'Naked Man', muchos personajes poco convencionales pueblan el pequeño mundo divertido dentro de los versos de Davenport. Su voz es distintivamente suave a veces, mientras que en otros, un barítono ligeramente descarado y más dramático se hace cargo. Su sensibilidad patentada feliz/triste permanece junto con el acorde de jazz ocasional.