Fito Mansilla
Fito Mansilla es un cantautor en el sentido estricto de la palabra: compone sus canciones y las interpreta. Pero lo que hace está muy alejado del significado que tradicionalmente se le ha dado a la palabra. Hay que olvidarse, cuando se trata de él, de ese cantautor de antaño que salía al escenario armado únicamente de su guitarra acústica para hablar del amor y el desamor o para hacer denuncia social.
Él está muy alejado de ese modelo y se acerca bastante más al del rockero de raíz americana con temas basados en la guitarra eléctrica, normalmente apoyada, eso sí, por tecnología menos tradicional, por bases electrónicas y ese tipo de cosas. Y sus letras, muy trabajadas y con una importante carga poética, cuentan historias más complejas, a veces oscuras, que entona con una voz ligeramente arrastrada y que podría recordar a la de Leiva.
Es “un genio que te explota en la cara en cuanto se sube al escenario”, ha escrito de él un crítico musical, que también ha exaltado su buena mano derecha con la guitarra o la manera tan visceral de defender sus canciones. Es algo que se nota en el escenario y que, y esto ya no lo ha escrito el crítico musical, también en sus tres discos, en los que se transmite la impresión de que Fito Mansilla quiere transmitir algo diferente y desea dejar su sello en cada momento.
Hasta el momento ha editado cuatro álbumes: ‘Días dorados’ (2014), ‘Pulsiones’ (2016, Rock CD-Warner), ‘La memoria incendiaria’ (2021, Warner). y "Canciones de amor y Guerra" (2023)
En 'La memoria incendiaria' colaboraron, entre otros, Marwan, Jorge Marazu, Rebeca Jiménez o Gino Pavone, habitual percusionista de Extremoduro. Es un disco en el que no falta nada, ni siquiera una sección de vientos en algunas canciones. El álbum, curiosamente, se despide con una canción que bien puede ser un presagio, un pronóstico: ‘Aún nos queda lo mejor’, se llama.