Teenage Fanclub
Estilo: Rock/Rock Alternativo
Los escoceses Teenage Fanclub son una máquina de hacer canciones pluscuamperfectas. Por más que se busque, es muy difícil encontrar un grupo que aúne esa facilidad insultante para lograr melodías arrolladoras, cualidad que completan con unas armonías vocales asombrosas y con una conjunción instrumental que muy pocos alcanzan.
Formados en 1989 en la localidad de Bellshill, muy cerca de Glasgow, se les metió inicialmente en el saco del noise-pop, fundamentalmente por el sonido de sus guitarras. Pero en realidad, a poco que se rascara, se veía que allí había una querencia indiscutible por los juegos de voces de The Byrds y por las melodías de Big Star. Sus referentes, en definitiva, no estaban ni en las lluviosas tierras escocesas ni en ningún otro punto de las islas británicas, sino más bien en los Estados Unidos.
Norman Blake, Gerard Love y Raymond McGinley se repartieron desde el principio las tareas compositivas y fruto de esa colaboración quedaron para la posteridad discos como ‘Catholic Education’ (1990) y ‘Bandwagonesque’ (1991), considerada su primera obra maestra y, para algunos de sus seguidores, lo mejor que el grupo ha hecho nunca.
Aunque eso sería mucho decir, teniendo en cuenta que en su amplia discografía, que abarca ya catorce referencias, hay joyas de la categoría de ‘Songs from Northern Britain’, una auténtica barbaridad repleta de guitarras arrolladoras y voces celestiales (pero aun así rockeras) que se publicó en 1997 y supuso su más alta incursión en las listas de éxitos: llegó al número tres en las del Reino Unido.
Otro de sus puntos fuertes es el directo, donde consiguen trasladar la magia que destilan sus grabaciones, cosa que desde luego es complicada porque la pulcritud, tanto musical como vocal, es una de sus principales características. Sin embargo, en salas de mediana capacidad e incluso en festivales importantes, han resuelto eso con altísima nota.
‘Endless Arcade’, editado en 2021 por la discográfica Merge, es su primer trabajo sin la presencia de Gerard Love y, para algunos seguidores, esa circunstancia se nota ya que normalmente el trío de compositores se repartía por igual las canciones, de forma que Love firmaba siempre tres o cuatro. Ahora no están las suyas, pero quien escuche a fondo ese disco se dará cuenta de que la esencia se mantiene. Teenage Fanclub no va a tener que vivir de las rentas, le queda bastante por decir.