Hay muchos genios escondidos en el mundo de la música, personas que por lo que sea rehúyen la primera línea y el reconocimiento del público en general –o éstos les son esquivos, que de todo hay- pero que sí que gozan de la admiración de una minoría selecta de seguidores y, algo que a ellos les gusta todavía más, del profundo respeto de otros músicos.

Ignacio Mastretta, nacido en Barcelona en 1964, es un ejemplo claro. Ha publicado casi una decena de discos, ha hecho una muy particular –y deliciosa- versión del tema central de ‘La guerra de las galaxias’, ha participado en varias bandas sonoras, como las de ‘El gran Vázquez’ o ‘Un mono y un castillo’, ha actuado como director musical en una gira de Julieta Venegas  y ha sido productor de un disco tan brillante como ‘Las golondrinas etcétera’, el debú en solitario de Josele Santiago. Pero para muchos aficionados no es ni una nota a pie de página en la historia de la música en español. Una lástima.

Indiferente o no a ese escaso respaldo, él sigue a lo suyo. Aparte de que se pueda apuntar a un bombardeo y colaborar con éste o el otro, por encima de todo Nacho Mastretta es el líder de una banda que lleva su apellido –es lo bueno de que sea pegadizo- que fundamentalmente se dedica al jazz heterodoxo y en la que él disfruta como un loco tocando el instrumento que mejor domina, el clarinete. Al frente de un combo de ocho músicos, en el que hay auténticos virtuosos como el guitarrista Pablo Novoa o el pianista Luca Frasca, Mastretta hace una música divertida, festiva y de fácil digestión. De sus conciertos es casi imposible no salir con una sonrisa en los labios.