Hay muchos artistas que, afortunadamente, tienen claro que la música no consiste en compartimentos estancos: yo hago rock, tú haces soul, él hace country y así sucesivamente. Que entienden que lo suyo es mezclar, porque eso enriquece el resultado. La australiana Alice Phoebe Lou lo entiende así y por eso sus canciones, aunque parten de una base inequívocamente folk, también incluyen elementos tomados del rock y hasta del jazz.

Es un personaje con principios. Rechazó tocar con Coldplay porque entiende que detrás de esas bandas tan exitosas, más que música hay negocio. Por ese mismo motivo tampoco quiso grabar con multinacionales que le propusieron un contrato sustancioso. Quiere ser tratada como una persona que hace música, no “como un producto que se vende en cajas”.

Ha actuado en la calle en lugares como Amsterdam. Europa le tiró más que su país natal y por eso en 2013, con veinte años, se trasladó a Berlín, donde continúa viviendo. Allí ha grabado cinco álbumes, todos con compañías más modestas. En ellos, por ejemplo en ‘Shelter’, editado en 2023, predominan los sones acústicos y una voz ligeramente arrastrada y lánguida que habla de los temas de siempre -el amor y el desamor, entre otros- pero también sobre problemas sociales y que nos deben preocupar a todos, como la sostenibilidad.

Además, ha participado en proyectos paralelos como Strongboi, en el que participa el músico Ziv Yamin y en el que explora caminos más experimentales, alejados de los sonidos que habitualmente utiliza. Pero con iniciativas así quiere hacer ver que está abierta a todo y que es, por encima de todo, creativa.