El último vecino

El último vecino
El último vecino

En estos tiempos en los que vivimos una corriente de revivalismo ochentero no siempre bien entendido, bandas como El Último Vecino vienen a poner las cosas en su sitio y a rescatar con el criterio que a otros les falta los mejores hallazgos de la controvertida década de las hombreras y los sintetizadores. El proyecto personal del catalán Gerard Alegre Dòria  provocó en 2013 una pequeña revolución en el underground patrio con la edición de su primera colección de canciones, un trabajo editado en la obsoleta cinta casete con un sonido deliberadamente cutre que irritó a algunos pero cautivó al resto.

Nombres guays como los de Orange Juice, The Smiths o The Drums, pero también los de propuestas españolas como La Mode, Golpes Bajos, El Último de la fila e incluso Héroes del Silencio, comenzaron a sonar como las influencias desprejuiciadas de una propuesta que se ha calificado de tecno-pop lo-fi, que mezclaba guitarras cristalinas con romos teclados y unas letras que no ocultaban ni la fragilidad ni el romanticismo de su autor.

Con esas mimbres El Último Vecino ha venido conquistando territorios desde entonces, primero pequeñas salas, más tarde festivales de renombre, curiosas salidas a lugares como Berlín o Lituania, y en 2017 andaron por México, el nuevo Eldorado para los grupos indies españoles, Costa Rica, Argentina o Perú. A comienzos de 2018 ofrecieron varios conciertos en Colombia.

Su segundo trabajo, el álbum “Voces” (2016), incide en esa misma senda, aunque a decir de los suscriptores especializados resulta algo más luminoso que el anterior y se incorporan las influencias de New Order y sobre todo The Cure.

Su tercer álbum, Juro y Prometo, se compone de 9 canciones lírica, melódica y rítmicamente brillantes, rigurosamente actuales. El disco está producido por Gerard Alegre e InnerCut, versátil y ultraeficaz productor nominado a los Latin Grammy.

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