Jamiroquai
Cuando surgió, con esa imagen tan peculiar, ese soul-funk acelerado tan pegadizo y ese falsete tan parecido al del Stevie Wonder de antaño, puso la industria discográfica boca abajo. Lo de Jamiroquai no era nada nuevo, en realidad, el tipo no es que hubiera inventado la rueda. Pero sin duda sabía cómo hacerla girar. Y triunfó desde el primer instante.
Aquello ocurrió en 1992, cuando el estilo bautizado como acid jazz -una amalgama de pop, soul y funk- hacía furor en Gran Bretaña. Jason ‘Jay’ Kay, que acababa de ser rechazado como cantante de los Brand New Heavies -quizás los más populares entonces en el panorama del acid jazz- decidió lanzarse por su cuenta apoyado por una banda que con el tiempo ha sufrido numerosas variaciones, hasta el punto de que desde hace tiempo él es el único miembro que se mantiene de la formación original.
El londinense debutó un año después con ‘Emergency on Planet Earth’ y llegó con facilidad al top 10 de los discos más vendidos en su país. Siempre tocado con sombreros estrafalarios o con plumas de jefe indio, su imagen empezó a verse en todas partes y su música, a escucharse en emisoras y discotecas. Ese ritmo que imprimía a sus composiciones, puede que repetitivo pero sin duda hipnótico, se hizo de lo más popular.
‘The return of the space cowboy’ (1994) y ‘Traveling without movement’ (1996) ampliaron aún más su fama y lo llevaron a lo más alto de las listas de música de baile en los Estados Unidos. Había conquistado el mundo y lo aprovechó para pegarse la gran vida. Su nombre y su imagen se asociaron desde entonces a los coches de alta gama –sobre todo Ferraris con los que hacía carreras ilegales por carreteras convencionales- al lujo y al hedonismo radical. Y mientras tanto, su cuenta corriente crecía y crecía a ritmo vertiginoso. Eran aún tiempos de bonanza en la industria del disco y Jamiroquai llegó a despachar 31 millones de copias.
Ya en el siglo XXI ha ido espaciando sus lanzamientos discográficos, hasta el punto de que entre ‘’Rock dust light star’ y ‘Automaton’, lanzado en 2017 por EMI, transcurrieron siete años. Con ocho álbumes a sus espaldas y pasada la barrera de los cincuenta años, Jay Kay parece haberse calmado un poco, pero sus seguidores saben que sigue siendo un huracán encima de un escenario, como demuestra en sus giras mundiales, siempre vistosas y con una puesta en escena espectacular.