Sin duda, Rosalía es la Reina Midas de la música española, porque todo lo que hace se convierte en oro. Su repercusión es cada vez mayor, hasta el punto de que se ha convertido en una estrella mundial y se ha ganado el reconocimiento y los elogios de los medios de comunicación más diversos, que han situado algunos de sus trabajos entre los mejores jamás grabados, a la altura de mitos como The Beatles o Elvis. Rompedora, iconoclasta, atrevida y desde luego innovadora, el presente está claro que le pertenece. Y es bastante posible que el futuro también.

La carrera hacia la fama de Rosalía Vila Tobelia, nacida en la localidad barcelonesa de San Cugás del Vallés en 1992, ha sido meteórica: en 2017 presentó su primer disco, titulado ‘Los Angeles’ y publicado por la multinacional Universal. La producción corrió a cargo de Raül Refree y se ganó el favor del público por ser un álbum crudo y emocional que, partiendo del flamenco, que es el género con el que ella creció supo abrir nuevos caminos. De inmediato se convirtió en uno de los discos referenciales de la escena nacional.

Mucho más rupturista fue su segundo disco, ‘El mal querer’, que apareció en 2018 en Universal Records, y en el que el hilo con el flamenco se hizo tan fino que casi desapareció. La producción de El Guincho llevó a Rosalía a un territorio más próximo al trap y al reguetón, algo muy apreciable en su primer hit planetario, ‘Malamente’. Ganó dos premios Grammy Latinos y la revista Rolling Stone lo incluyó en su lista de los 500 mejores álbumes de la historia. Todo un acontecimiento.

Por supuesto, llamó la atención de todo el que tenía peso en el panorama musical en ese momento, sobre todo en el género que llaman música urbana. Colaboró, por ejemplo, con J Balvin, con Bad Bunny, con Arca o con Ozuna. Sus conciertos empezaron a ser acontecimientos que se llenaban de público. Las entradas, literalmente, volaban. Rosalía lo había conseguido: ya era una estrella.

Pero lo mejor estaba por llegar. ‘Motomami’, su tercer disco, vio la luz gracias a Columbia Records en 2022 y puso el planeta a sus pies. Con él dio otra vuelta de tuerca para presentar unas canciones, por lo general de su autoría, musicalmente minimalistas y con letras crípticas. El bestial sonido es su responsabilidad, pero también la de productores como El Guincho, que repetía, o como el famoso Pharrel Williams.

Grabado en Barcelona, Nueva York, Los Ángeles y Miami, fue número 1 en el Billboard latino de Estados Unidos (y alcanzó el número 33 en las listas generales), se llevó cuatro Grammys latinos y uno en los Grammy a secas, al mejor álbum alternativo o de rock urbano. Revistas y páginas especializadas como Allmusic, NME o la citada Rolling Stone le dieron cinco estrellas, la máxima puntuación, y canciones como ‘Saoko’, ‘La fama’, ‘Despechá’ o ‘Hentai’ sonaron en todas partes.

Su gira mundial en 2022 también fue un auténtico éxito. Su espectáculo se basó mucho más en lo visual que en lo músical, hasta el punto de que toda la música estaba pregrabada (excepto un piano y una guitarra que Rosalía tocó en momentos muy puntuales) y lo demás corría a cargo de ella y sus bailarines ejecutando complicadas coreografías bajo unos juegos de luces espectaculares.

Esto sacó de sus casillas a los puristas, pero la artista ya estaba curada de espanto con esas cosas. Algunos la vienen criticando desde que comenzó. Ladran, luego cabalgamos, debe pensar la cantante. Sobre todo al comprobar que hasta los recintos de mayor capacidad se le quedaban pequeños. En su despedida, en el zócalo de Ciudad de México, se congregaron nada menos que 160.000 personas.

El disco salió en los formatos físicos habituales (LP y CD) pero, como marcan los tiempos, funcionó mucho mejor gracias a las descargas y las visualizaciones en redes y plataformas. De hecho, sus vídeos han sido siempre una fuente inagotable de visitas. Y una forma, además, de presentar nuevas canciones antes de que aparezcan en disco. Es lo que ha ocurrido en 2023 con las que ha hecho junto a Rauw Alejandro. Ni que decir tiene que han funcionado mejor que bien.