Suede
Estilo: Rock/Rock Alternativo
En esto de la música todo es opinable y no hay verdades objetivas, pero sin hay una banda que lleve más de treinta años pudiendo alardear de una carrera coherente, casi inmaculada, esa es Suede. Lo suyo pudo parecer al inicio flor de un día, una imitación (más) de David Bowie, pero el tiempo ha jugado a su favor. Ahora es una banda respetada por casi todos, venerada por muchos y que ha sabido dejar su sello en el mundo del rock.
Su trayectoria comienza en 1989 bajo el nombre de The London Suede, que tuvieron que cambiar porque ya había otra formación llamada de la misma forma. Con Brett Anderson al frente, un cantante carismático, andrógino y sobre todo brillante, y secundado por el guitarrista Bernard Butler, el grupo surgió justo en el momento en el que el llamado brit-pop (hecho famoso por Blur y Oasis, entre otros) empezaba a declinar. Suede tomaron ese testigo con otras referencias, sobre todo la etapa glam de Bowie.
El grupo, completado por el bajista Matt Osman y el baterista Simon Gilberrt, dio en la diana con sus dos primeros lanzamientos, ‘Suede’ (1993) y Dogman Star’ (1994), ambos publicados en la independiente Nude y distribuidos por la multinacional Columbia. Gran parte de la crítica los considera lo mejor que han hecho, pero a lo mejor sería injusto dejar fuera de esa pelea a ‘Coming up’ (1997), en una onda más pop pero con unos estribillos irresistibles, e incluso a ‘Head music’ (1999), en el que los teclados, aportados por Neil Colding, le disputaban a veces el protagonismo a las guitarras.
Hablando de guitarra, ya no la tocaba Bernard Butler, que se marchó en plena cresta de la ola, tras el segundo disco, para iniciar una carrera en solitario que no ha tenido ni de lejos el mismo éxito. Su reemplazo, Richard Oakes, le dio un sello distinto, poderoso aunque seguramente menos versátil.
‘A new morning’ (2002) significó el paso de Suede a una compañía multinacional, Epic, y sus resultados no fueron tan buenos en lo referente a ventas, si bien es destacable el esfuerzo del grupo por no repetirse y su empeño en abrazar otras corrientes. Es, en ese sentido, un álbum más introspectivo y menos épico, no apto para todos los paladares.
‘Bloodsports’ (2013), ‘Night thoughts’ (2016) y sobre todo ‘The blue hour’ (2018), todos ellos en el sello Warner, exploraron esa vía melancólica y la respuesta del público fue más débil. Parecía que la banda había entrado en vía muerta pero en 2022 llegó ‘Autofiction’ (BMG) y los devolvió a los buenos viejos tiempos. Brett Anderson se ha referido a él como a su “disco punk”, y aunque por su sonido sería exagerado compartir tal afirmación, sí que es cierto que está grabado casi en directo por cinco grandes músicos empeñados en demostrar que todavía tienen mucho que decir. Es un álbum realmente brillante. Ah, el cantante y su escudero de antaño, Bernard Butler, hicieron las paces pero no parece que eso signifique el regreso del guitarrista.