The Cult

The Cult
The Cult

Referentes absolutos del rock con tintes épicos, The Cult llevan desde 1983 influyendo en centenares de grupos que han tomado de ellos (algunos directamente han fotocopiado) tanto su música como su puesta en escena, efectista y con un deje melodramático. Sin ir más lejos, Héroes del silencio probablemente no habrían existido si no hubieran escuchado en su día, cuando empezaban, a The Cult.

Nada nuevo bajo el sol, por otra parte. The Cult tampoco proceden de la nada sino que a su vez fueron deudores en sus inicios de la actitud glamourosa de The Doors y del sonido guitarrero de Led Zeppelin. En la Inglaterra de principios de los ochenta, en la que parecía haber espacio para casi todo (triunfaba el pop fácil de Culture Club o Kajagoogoo, pero también ofertas mucho más difíciles de digerir) su rock sofisticado y cañero encontró un espacio para desarrollarse.

Su historia comenzó cuando el cantante Ian Astbury unió fuerzas con el guitarrista Billy Duffy para montar una banda a la que llamaron Death Cult. Con ese nombre, de tintes góticos, y secundados por Jamie Stewart (bajo) y un baterista que se hacía llamar Ray Mondo y que pronto tuvo que dejar la formación al ser deportado a su país natal, Sierra Leona, debutaron en directo nada menos que en Noruega.

Nigel Preston se hizo cargo de las baquetas -ese puesto ha tenido luego muchos ocupantes- y la banda arrancó por fin para editar seis discos hasta 1995, unos álbumes que tuvieron siempre una calurosa acogida en el Reino Unido y, progresivamente, también en el resto del mundo anglosajón y en Europa. Sin ser un grupo excesivamente vendedor, sus cifras tampoco son nada desdeñables. De ‘Love’, (1985, Sire Records) despachó un millón y medio de copias sólo en Estados Unidos.

En el citado 1995 lo dejaron y Astbury trató de lanzarse en solitario, pero pronto vio que le iba mejor con sus antiguos compañeros y en 1999 The Cult volvieron a la carga, aunque en realidad de la formación inicial sólo quedaban el cantante y el guitarrista. A sus fans no les importó gran cosa, como tampoco que su sonido se fuera empapando de un aire más americano, próximo a eso que llaman AOR (Adult Rock Oriented, o rock orientado a los adultos).

Siguieron hasta 2002, pararon de nuevo, Astbury grabó de nuevo en solitario y también con supervivientes de The Doors, lo que por cierto le valió denuncias por parte de familiares de Jim Morrison, y, como no hay dos sin tres, el vocalista se juntó de nuevo con Duffy, en 2006, para seguir haciendo música. En 2022, el grupo lanzó su undécimo disco, ‘Under the midnight sun’ (Black Hill Records) que, a decir de los críticos, les devuelve a “terrenos más densos y laberínticos”, próximos al esoterismo y barnizados con guitarras eléctricas próximas, como de costumbre, al rock duro.