Érase una vez una chica llamada Madonna Louise Ciccone que, siendo joven, se mudó de su Michigan natal a Nueva York para abrirse paso en el mundo de la música. Pasó hambre y le robaron incontables veces en su piso del East Village. Pudo haberse rendido, pero demostró poseer una ambición (rubia) casi ilimitada, superó todos los obstáculos y terminó convirtiéndose en la absoluta reina del pop, con más de 300 millones de discos vendidos.

Desde su debú, datado en 1983 y llamado como ella, y sobre todo desde su continuación, ‘Like a virgin’, lanzado en 1984, Madonna se convirtió en un ídolo de masas y empezó a copar las litas de éxitos. Sus cifras son apabullantes, y ahí van sólo dos ejemplos: once álbumes suyos han sido número uno en Gran Bretaña y 46 canciones han alcanzado el top 40 en Estados Unidos.

No cabe duda de que su tendencia a buscar polémica le ha ayudado en su empeño por ser la artista más conocida de la industria discográfica. Álbumes como ‘Erótica’ (1992) o ‘Bedtime stories’ (1994) jugaron abiertamente con la temática sexual, como también lo hizo, de forma más explícita aún, el libro de fotografías ‘Sex’. Se convirtió en blanco de los colectivos más conservadores y también de sectores feministas, pero se habló mucho en todo el mundo de esos trabajos y eso se tradujo en ventas y popularidad.

Musicalmente, Madonna se ha movido casi siempre en el terreno del pop bailable. De hecho, las coreografías han sido también determinantes en su carrera. Vídeos como el de su canción ‘Vogue’ son un claro ejemplo. Pero, dentro de ese estilo, se nota una evolución en su carrera, que la llevó desde canciones de pop comercial muy convencionales, como ‘Like a virgin’, ‘Material girl’ o ‘Into the groove’ a otras más sofisticadas como las incluidas en el disco ‘Hard candy’ (2008) o ‘Rebel heart’ (2015), que la acercan a un sonido más urbano, próximo al hip-hop.

Ha hecho sus pinitos en el cine -fue Eva Perón en ‘Evita’, una de las 26 películas en las que ha participado-, ha colaborado con lo más granado del panorama musical –Taylor Swift, Massive Attack, Kanye West, Prince, Christina Aguilera, Britney Spears, Lenny Kravitz- y sus directos son unas puestas en escena espectaculares que llevan desde la década de los ochenta llenando estadios y grandes recintos.

Su estatus de artista de privilegio no le ha hecho abandonar su querencia por la transgresión, que no sólo ha incluido aspectos de índole sexual sino que también ha abarcado a la religión. Dio mucho que hablar el vídeo de su canción ‘Like a prayer’ o su decisión de actuar crucificada de mentirijillas en la gira ‘Confessions Tour’. Parece obvio, por lo demás, que sin ella no habrían surgido otras figuras femeninas del pop como Shakira, Nelly Furtado, las Spice Girls o Miley Cyrus, que por cierto heredó de Madonna su gusto por salirse de las normas preestablecidas.

Por el momento, su carrera se traduce en catorce álbumes, el último de ellos, Madame X, publicado en 2019 por la discográfica Interscope. Incluso éste, editado cuando la industria musical ha visto bajar de forma estrepitosa las ventas, ha despachado medio millón de copias en todo el mundo. Y las entradas para sus conciertos se agotan en cuestión de horas. O sea, que Madonna Louise Ciccone sigue teniendo tirón. En octubre de 2022, la cantante subió a las redes una foto suya en un estudio de grabación y un mensaje: “De vuelta”.