Muchachito Bombo Infierno
Mucho ha llovido desde que Jairo Perera comenzara su carrera musical tocando en la calle a mediados de los 90. Formó la banda Trimelón de Naranjus con la que grabó sus primeros discos y en 2004 creó la formación Bombo Infierno, con la que ha grabado tres discos. Durante esos años formó parte de la banda G-5 junto a Kiko Veneno, Los Delinqüentes y Tomasito.También ha formado parte como artista invitado en las giras de Fito & Fitipaldis.
En 2021, Muchachito graba el tema principal para la película “El club del paro'' y prepara su nuevo disco con la Bombo Infierno cuya publicación está prevista para este mismo año.
Muchachito es Jairo Perera Viedma, nacido en Santa Coloma de Gramenet en 1975. Extrarradio de Barcelona cuna de una enorme inmigración, sobre todo familias del sur de España. A los seis años ya tiene claro que quiere ser guitarrista y en su casa ya cantaba imitando a Peret, Gato Pérez o Michael Jackson. Otra de sus aficiones fue el dibujo. A los 13 años publica sus dibujos en un fanzine de Sta. Coloma, El Kömikaze, junto a su buen amigo Santos de Veracruz. Poco después deja el dibujo a un lado para dedicarse a tocar la guitarra.
Su hermano, Joni Ferzeta, le introdujo en el mundo del rock&roll, le descubrió y le llevó a ver bandas como Johnny Guitar Watson, Stray Cats, The Blues Brothers o Jonathan Richman. Era sólo cuestión de tiempo que formara una banda. Así pasó por varios grupos creados en el barrio. El siguiente paso fue crear Trimelón de Naranjus en 1993. Después de siete años tocando por toda la península y Europa, en el 2000 Trimelón oficialmente se disuelve.
Jairo se queda muy desengañado de todo lo que rodea al mundillo musical y decide empezar de cero. Comienza a tocar él solo en innumerables bares y así nace el Rumboxing: rumba más swing a la velocidad que sólo puede imprimirle él, en garitos abarrotados donde no tiene casi ni sitio para tocar. “Un combate cuerpo a cuerpo con el público”.
En 2003, empieza a tocar en formato cuarteto con el Lere al contrabajo, Héctor Bellino a la media batería y Josué Ciclón García a la trompeta. Accidentalmente en una jam session de ¡nueve horas! se encuentra con Tito Carlos y sus teclas blancas y negras, que es el único músico, junto a Jairo, que aguanta todas esas horas tocando. La unión de Tito y Josué, músicos de jazz y de estudio, junto con el Lere, Héctor Bellino y Jairo, músicos de calle, funciona a las mil maravillas y le animan a formar de nuevo una banda.
En abril de 2004 marca un punto de inflexión, porque llenan la Sala Apolo de un público cómplice y entusiasta.
A principios de 2005 se edita Vamos que nos Vamos, un disco que sorprende tanto a medios como a público.
Concierto a concierto su popularidad aumenta y hace que la banda aumente también. Para el Directo se les une la Gigoleto Brass al completo. Josué Ciclón García, Trompeta, como director, David el Niño, Saxo Tenor, Martín García, Saxo Alto, Oscar Bas, Trombón y Alberto Pérez, Trompeta, ellos juntos refuerzan como nadie el swing de la banda. Jairo llama también a su amigo de la infancia (y juventud) Santos de Veracruz, que ya se estaba encargando tanto de hacer los carteles de sus conciertos, como del arte gráfico del disco, para que pinte un cuadro mientras se desarrolla el concierto. Con esta macro familia recorren toda España durante dos años y su éxito le permite apostar por la autogestión.
Fruto de tanta carretera y concierto, el encuentro y el roce con especies similares se produce y de ahí a una gran amistad sólo hay un paso. Muchachito Bombo Infierno, Los Delinqüentes, Kiko Veneno y Tomasito coinciden en algunos escenarios y surge la loca idea de hacer algo juntos. Entre junio y julio del 2006 se juntan varias veces (de fiesta) en Jerez de la Frontera y surge casi de manera espontánea el ya legendario disco de G5, Tucaratupapi.
En 2007 crea su propio sello discográfico, El Orfanato Eléctrico y edita Visto lo Visto, la segunda parte de una trilogía de cuatro discos. Justo cuando acaba la grabación de las trece canciones, Jairo pasa por el quirófano para operarse de la garganta. Malos momentos para alguien que no tiene por costumbre estar callado ni hacer reposo. Pero la cordura se impone y en cuanto la voz se pone en su sitio, vuelve su desenfreno de conciertos.
En pocos años había pasado de tocar en bares a montar una estructura de una veintena de personas, entre oficina, técnicos y músicos. Autogestión e independencia total, aunque mucho más trabajo.
En 2009 da vacaciones a la banda y se toma un teórico año sabático. Al poco de parar, tunea un palé, lo convierte en instrumento de percusión bajo su pies, y se monta una pequeña gira donde va él solo a dar conciertos, “para sentir de nuevo a la gente cerca”. Algo vital para realimentarse.
En 2010 autoedita su tercer disco Idas y Vueltas. Un disco trabajado con mucha tranquilidad donde recupera la frescura de su primer disco y firma temas instantáneos, que con rapidez se hacen un sitio entre sus clásicos. El disco fue grabado en su propio estudio La Cueva, Barcelona y Estudio La Bodega, Jerez de la Frontera. Y mezclado por Joe Dworniak en Inglaterra. En la banda un cambio, entra Manel, ex miembro de Trimelón, supliendo a Héctor Bellino. De nuevo una presentación del disco con sold-out, en la Sala Razzmatazz. El día anterior a la presentación, invita a más de mil amigos para hacer un concierto de ensayo de casi tres horas tocando con la banda a pleno rendimiento.
Muchachito Bombo Infierno inicia una gira alrededor de unas 50 ciudades españolas, con sold-out en muchas de ellas. Pero como Jairo sigue sufriendo incontinencia creativa, se inventa un nuevo formato para disfrutar sus canciones. Se trata de Sólo Muchachito, él como banda de un solo hombre, tocando guitarra, bombo, caja y mil artilugios, y su incondicional Santos de Veracruz, el músico de los pinceles, acompañándole con sus dibujos y también colaborando al cante en alguna canción. Con este formato da el salto al charco y toca en Argentina en noviembre del 2010, disfrutando de un concierto de más de tres horas en el Niceto Club de Buenos Aires.