Argentina es una fuente inagotable de artistas musicales en general y de rockeros en particular. A la larga lista de grupos y solistas exitosos procedentes de allí -Morís, Ariel Rot, Alejo Stivel, Los Fabulosos Cadillacs, Andrés Calamaro, Fito Páez, Charly García…- hay que unir forzosamente a Skay y los Fakires. Porque en el siglo XXI siguen surgiendo allí formaciones que merecen mucho la pena.

Skay y los Fakires se montó en 2002 y su líder indiscutible es Eduardo Federico ‘Skay’ Beilinson, que fuera guitarristas y miembro fundacional de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Beilinson es el cantante y compositor, además de tocar la guitarra solista. El resto de la banda ha sufrido transformaciones a lo largo de los años pero siempre se ha mantenido su estructura: dos guitarras, bajo, batería y teclados.

Explicar la gestación del grupo es difícil. Inicialmente era conocido a través de su líder, pero en el año 2007 pasó a denominarse Skay y los Seguidores de la Diosa Kali. Tras cinco años y dos discos editados, el grupo cambió de nombre y adoptó su denominación definitiva. Su debú se produjo en 2002 con el disco ‘A través del mar de los Sargazos’, compuesto por trece cortes de rock clásico, guitarrero y potente, en opinión de algunos críticos cercano incluso al rock duro.

Desde entonces, el grupo ha editado otros seis álbumes en una onda no muy diferente. Con ‘’En el corazón del laberinto’, publicado en 2019 por la discográfica UltraPop, Skay Beilinson, figura más que consolidada y con cerca de setenta años a sus espaldas, se apuntó a las nuevas tecnologías pero no en el musical sino en el marketing. La estrategia consistió en presentar las canciones, a razón de una por semana, a través de plataformas digitales. Pero después de eso, como en el fondo tiene alma de clásico, salió el disco en formato físico. Por lo demás, siguen predominando los riffs potentes y el aroma a rock clásico.