The Maharajas
Guitarras punzantes, estribillos pegadizos y fuerte carga rockera para unas canciones que dicen lo que tienen que decir en menos de tres minutos. Es una fórmula casi tan antigua como el propio rock and roll y es la que utilizan The Maharajas, unos suecos que viven ajenos a los vaivenes de las modas y a las listas de éxitos. Les va bien así, se divierten y hacen que sus seguidores, no muy numerosos pero desde luego sí fieles, también lo pasen bien. Se supone que en la música se trata de eso, más que nada.
Influidos por el beat sesentero, pero también por el garaje y por el componente rabioso del punk, nacieron a mediados de la década de los noventa como resultado de una especie de escisión. El guitarrista Jens Lindberg y el baterista Anders Öberg abandonaron una interesante banda llamada The Maggots para centrarse en el otro proyecto para el que ya estaban trabajando. En 1999, los dos citados componentes dijeron que ya estaba bien de compaginar y arrancó la aventura de un cuarteto que, a partir de ahí, ha hecho un poco lo que le ha venido en gana.
Si les interesaba meter un solo de guitarra fuzz, lo metían. Si elevaban los decibelios para recordar que después de todo habían crecido con el punk, también. En todos los casos, se portaban como lo que siempre han demostrado los grupos de rock nacidos en Suecia, que tienen un toque especial y un gusto por lo clásico difícil de superar.
No le faltan admiradores en su país de origen, algunos por cierto bastante famosos: The Hellacopters grabaron un tema suyo. Son unos seguidores ilustres, pero tienen otro que lo es aún más: Little Steven, guitarrista y mano derecha de Bruce Springsteen, aseguró en una ocasión que The Maharajas es su grupo favorito.
En su caso, el punto fuerte ha sido siempre el directo. Pero también han registrado discos. El primero data de 1998, se llama ‘Something moodyu… & groovy!’ y fue editado por la independiente Teen Sound Records. En 2022 llegó ‘Rock ‘n’ Roll graduates’, lanzado por Chaputa Records y con una simpática portada con la que en cierto modo parecen burlarse de quienes consideran que lo que hacen es retro. Nada deeso: su música es tan apetecible ahora como hace treinta años… y como lo será dentro de otros treinta.