Todos los aficionados al rock de garaje seguro que conocen a The Sonics porque fue una de las bandas que más lo popularizó en los años sesenta. Entonces vivieron su momento de gloria y después, en los ochenta, fueron mil veces reivindicados por otras tantas formaciones en el revival que experimento ese estilo, sobre todo en la segunda mitad de la década. Por aquel entonces, en cualquier local del barrio madrileño de Malasaña, lo raro era que a lo largo de la noche no sonaran ‘Psycho’, ‘Strychnine’, ‘Cinderella’ o ‘The witch'.

Su fórmula era sencilla pero muy eficaz: guitarras chirriantes, un órgano en primer plano, una sección rítmica básica, un saxo abrasivo y un cantante que alternaba su voz natural con gritos, muchos gritos, cuantos más mejor. Hacían temas que raramente traspasaban los tres minutos porque huían de los largos desarrollos y de los solos interminables. Buscaban un efecto inmediato y lo encontraban.

Su primer álbum, ‘Here are The Sonics!!!’ fue editado en 1965 y ya era una clara manifestación de sus intenciones, empezando por las admiraciones del título. Y lo mismo podría decirse del tercero, ‘Boom’, lanzado en 1967 y que, como su nombre ya sugiere, era pura dinamita.

Por entonces, la banda estaba compuesta por el  cantante y teclista Gerry Roslie, el saxofonista Rob Lind, el baterista Bob Bennett y los hermanos Larry y Andy Parypa, que se ocupaban de la guitarra y el bajo, respectivamente. Con los temas citados y con versiones infalibles de clasicazos como ‘Louie Louie’ o ‘Keep a knocking’ -también obligatorias en aquellas noches de Malasaña, por cierto- cautivaron a un nutrido grupo de fans. Es obvio que sin ellos no habrían existido bandas como The Cramps o The White Stripes, por citar sólo a dos. Fue en aquel entonces, además, cuando se empezó a hablar del punk, aunque exclusivamente como movimiento musical y sin las connotaciones estéticas y sociales que se le dio al nombre mucho después, en la Inglaterra de la segunda mitad de los setenta.

The Sonics desaparecieron a finales de los sesenta, emergieron en los setenta, volvieron a separarse y a juntarse, en los noventa y ya en el siglo XXI. Su discografía no es muy amplia y en ella abundan las recopilaciones y los álbumes en directo, como ‘Night beats play The Sonics Boom’, lanzado por Heavenly Recordings en 2019.

A lo largo de todas esas idas y venidas ha habido muchos cambios de personal en el grupo. Por cuestiones de salud, los últimos en irse fueron Roslie y Larry Parypa. Del quinteto inicial sólo queda Rob Lind, pero en las giras que sigue dando se rodea de músicos veteranos, curtidos en mil batallas y que llevan el rock de garaje en el cuerpo.